Dora Barrancos: “La revolución está por delante de nuestros ojos, hagámosla sin miedo”

13/09/2023 Buenos Aires: Entrevista a Dora Barrancos. Foto: Pepe Mateos

¿Cuál fue el recorrido que realizaron nuestras ancestras para llegar al trabajo remunerado? ¿Cómo fueron avanzando a cuentagotas las condiciones y los salarios y cuáles son las luchas que tenemos que seguir dando para eliminar la brecha salarial? ¿Por qué los cuidados son las raíces de nuestras desigualdades? La charla magistral que dio Dora Barrancos, investigadora, socióloga, historiadora, educadora y feminista, en la apertura del Woman Economic Forum, titulada Mujeres y competencias en disputa. El largo camino del reconocimiento intentó responder todas estas cuestiones y nos dejó muchos datos para analizar y reflexionar además de varios desafíos por abrazar. Aquí una síntesis de su ponencia.

El 9 de octubre, fecha del encuentro fue muy especial y Dora no tuvo dudas en comenzar su charla con una noticia para celebrar el premio Nobel otorgado a Claudia Goldin por sus aportes sobre las mujeres en el mercado laboral y en las actividades económicas en general. Su contribución al avance en la comprensión de los resultados de la mujer en el campo laboral y las causas de la brecha de género son además de valiosos, incuestionables.

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“Las mujeres siempre han estado activas, siempre han trabajado” afirmó Barrancos, subrayando que es imposible segregar a las mujeres del propio significado de la creación de cultura a través de su trabajo.

La otra afirmación tajante para avanzar en el rol de la mujer en la historia fue que la proto desigualdad humana se inventó con la creación del patriarcado. Barrancos insistió en que el patriarcado es reciente, tiene 7 mil u 8 mil años. Esta cifra, teniendo en cuenta nuestra condición de homo sapiens desde hace cerca de 30.000 años explica el término “reciente” y en este sentido opinó: “Tanta soberbia por 7 mil u 8 mil años, la verdad es poca cosa”

Con la realidad indiscutible que la condición femenina es hoy en día una condición secundaria gracias a la tremenda discriminación del patriarcado reflexionó con angustia y preocupación: “El patriarcado ha tenido un éxito formidable creando algunas mujeres patriarcales. No solo somete, sino que constituye algunas condiciones anatómicas de genitalidad femenina en estandartes patriarcales también”

Dora Barrancos. Foto: Pepe Mateos

TRABAJO DOMÉSTICO Y TRABAJO EXTRA DOMÉSTICO

La cifra es real, existe, está sopesada: “El 85% de las tareas de sobrevivencia recaen en cuerpos femeninos”. Barrancos explicó que esto ocurre porque fue una instrucción patriarcal y porque desde antes de nacer, el destino marcado para un niño y una niña son diferentes. Esto sigue ocurriendo hoy en día a pesar de todo lo que han conseguido, desde la mitad del siglo pasado hasta nuestros días, las mujeres organizadas como feministas.

Este primer feminismo brotó en 1848 cuando aún el término no existía, para adoptar ese vocablo recién a finales del siglo XIX.

Barrancos se diferenció de quienes señalan que el nacimiento del feminismo fue en el siglo VI, VII, VIII o IX, pero sí afirmó que “siempre ha habido mujeres subversivas, siempre ha habido mujeres que han salido de la indolencia, de la idea de que era inexorable el sometimiento. Siempre ha habido mujeres que sacaron las manos del plato”. También  aseguró que fue recién a mediados del siglo IX cuando “nuestras tatarabuelas se dieron cuenta cómo era el carácter de sometimiento que emergía del desiderátum patriarcal: A parir y a cuidar. A cuidar y a parir”- detalló.

Durante estas etapas las mujeres trabajaban, dentro de la casa, en forma intensa, en forma altruista, a destajo, pero por supuesto sin remuneración alguna.

DE LA VIDA CAMPESINA A LA VIDA FABRIL

Los primeros trabajos de las mujeres seguían siendo dentro del hogar, trabajos relacionados con el calzado o la confección del vestuario. Barrancos aseguró que este tipo de trabajo era nocivo, antihigiénico y tenía como escenario, un hogar conformado por una sala de 4×4 donde además de la mujer trabajando, estaban sus 4 hijos.

Una de las primeras leyes de protección al trabajo femenino se llamó “sistema de sudor”. Los ingleses la bautizaron  asípor la forma en que la mujer, entre las cuatro paredes de su casa, trabajaba continuamente en las tareas textiles y sin descansar pasaba a ocuparse del cuidado de sus hijos, marido y la limpieza de la casa.

Durante ese siglo, el IX la obrera textil era la más explotada su salario era el 30 % de lo que ganaban los varones.

ENCERRADA Y TOCANDO EL PIANO

Para los varones, aún para los “reformadores progresistas” siempre el mejor lugar para la mujer fue la casa, dentro de ella y encerrada.

Barrancos se refirió a los obreros de alta calificación, estos que Hobsbawm llamó “aristocracia obrera”. Se trataba de aquellos que, a fuerza de capacitación o talento habían pasado por ejemplo de obrero de riel a foguista. Ese varón al llegar a ese status en su trabajo, lo primero que hacía era sacar a su esposa del mundo laboral reimplantarla en la casa y comprarle el pianito “Y ahí te quedás” aseguró la socióloga.

Dora Barrancos. Foto: Pepe Mateos

LA FALTA DEL REFLEJO DEL TRABAJO DE LA MUJER EN LOS CENSOS

Dora Barrancos explicó todo el tiempo que tuvo que pasar para que el trabajo que las mujeres realizaban, quedara reflejado en los censos de los países.

Si bien la medición de la población económicamente activa es un índice y un concepto relativamente nuevo, la forma en que se registraba el trabajo o no trabajo de la mujer, nunca reflejaba la realidad.

“Durante mucho tiempo, América Latina tiene una tasa de participación de las mujeres de no más del 30% con muchísimos subregistros. No se les preguntaba siquiera si trabajan fuera de casa, daban por descontado el censista- que siempre era un varón- que no lo hacían”, explicó la historiadora.

Los cambios más importantes en nuestro país llegaron luego de recuperada la democracia cuando las reformas en el modo de obtener los datos cambiaron sustancialmente gracias al aporte, precisamente, del feminismo.

“Hoy por ejemplo no dan por descontado quién es el jefe de hogar, se pregunta quién es la jefatura de hogar”. Esto reflejó que aún en hogares biparentales las que se propusieron como jefas de hogar fueron ellas.

También hubo un cambio en las encuestas que se hacen específicamente en las zonas rurales. Antes daban siempre por descontado que la mujer no trabajaba fuera de la casa. De hecho, la pregunta era “¿Usted no trabaja no?”. Con el tiempo y la capacitación para los censistas, las repreguntas comenzaron a reflejar la realidad. “¿Pero usted no vende huevos?”- “Ah, sí y también vendi un chanchito…. y una bataraza”

Al respecto Barrancos fue tajante: “Hay obligación de preguntar y repreguntar porque gran parte de nuestro problema es el no reconocer el significado valorativo, considerar que lo que hacemos son cuestiones añadidas. No lo son, no son una loza aparte, son centrales en nuestras vidas”.

LA MORAL DE LA TRABAJADORA DE FÁBRICA

Además de las “ominosas condiciones de trabajo” de las mujeres que cumplían sus tareas en las fábricas Barrancos cuenta la “mala prensa” de estas chicas que tenían que salir a las 5 de la mañana de la casa y jamás podían hacerlo solas, siempre con alguna compañera, un padre o un hermano y a las que se llamaba despectivamente “fabriqueras”

Si bien ingresaban a trabajar a corta edad cuando se casaban, en el 80% de los casos, se decidía por ellas que debían dejar de trabajar para quedar embarazadas. Por esto se producía una curva en el trabajo de ellas, al que abandonaban, para parir, cuidar y criar y volvían luego cerca de los 45 años con todas las complicaciones de reinsertarse y debiendo empezar de cero nuevamente aunque en el pasado hubieran logrado un puesto de importancia. Y grafica:“Pongamos un caso: Había una joven que había llegado a ser gerenta de una tienda importante, se casaba, tenía hijos, salía, volvía con 45 años a hacer obviamente, nada de gerencia, tenía que comenzar abc d, o sea de cero”.

TRABAJAR PORQUE QUEREMOS Y EL CAMINO HACIA LA IGUALDAD

Con el paso del tiempo, con los grandes cambios extraordinarios, no solo en el orden de los derechos, sino en el campo sociocultural las mujeres de hoy deciden que quieren trabajar. Aparecen las ideas de autonomía y de independencia económica como algo muy codiciado ellas. “Esto hace 60 años era impensado”– reflexionó Dora.

En este avance el rol de la educación formal fue relevante. Las mujeres en Argentina egresan más rápidamente y con mejores calificaciones que los varones y eso ha mejorado nuestra performance en la vida económica.

Sin embargo la socióloga explicó las características de los trabajos en el mundo femenino, que es que se despliegan sobre todo, en el área de los servicios educativos, personales, de salud y de comercio y  que además son afectados por la brecha salarial y los techos de cristal.

Al respecto ofreció una serie de cifras que demuestran el lugar que ocupamos en el mundo, en la región y en Argentina:

Solo el 14 % de las mujeres de América Latina son propietarias.

Las empresas de América Latina tienen un 11 % de mujeres en los cargos de gerente

Solo el 9% de las empresas del mundo  tienen CEOS mujeres. Hace 15 años atrás eran apenas el 6%. Este número baja drásticamente en América Latina a sólo el 4 %

Sin embargo hay un sector en donde los números no están tan bajos en nuestro país y ése es el sector científico.

En América Latina hay un 40% de científicas mujeres y Argentina es el país mejor situado; en el CONICET la mayoría de las investigadoras son mujeres. Por supuesto que en la pirámide de cargos, las trabajadoras están situadas en los tres escalones de las bases y sólo llegan al vértice,  es decir a los cargos de mayor jerarquía y poder el 25 % de ellas.

Si bien este número viene aumentando muy lentamente la situación debería ser mucho mejor y las causas son las que suponemos: los varones científicos no tienen las mismas obligaciones, responsabilidades, cargas domésticas que las mujeres científicas.

Cuando Dora Barrancos tuvo a cargo el CONICET hizo una serie de modificaciones pero aún es necesario hacer un sistema de evaluación, racional, diferencial que dé cuenta de la singularidad de los sujetos. No se puede pedir lo mismo a un muchacho que hace la carrera científica sin las presiones que sí tiene una mujer que de pronto tiene hijos o se encuentra acompañando a su pareja a diferentes lugares del mundo.

En este sentido utilizó el sarcasmo para referirse a candidatos a presidentes que niegan el patriarcado y las diferencias tremendas de oportunidades que hay entre los varones y las mujeres e invitó a las mujeres a desearle toda la felicidad del mundo a los varones proponiéndoles que compartan las tareas domésticas con enorme responsabilidad.

Si los números dados no fueron por demás contundentes también nos regaló el dato del porcentaje de varones y mujeres dueños de grandes fortunas que debieron aportar según la legislación vigente. El 80 % eran varones y solo el 20% mujeres.

Ante tal contundencia de datos, procesos históricos y metas que alcanzar hizo la invitación más aplaudida: “La revolución está por delante de nuestros ojos, hagámosla sin miedo”

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