BUENOS AIRES- El secretario General de la CGT, Hugo Moyano, reiteró su pedido para que el Gobierno suba el mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias, reconoció que la situación económica del país «no es grave» y confirmó que intentará ser reelecto al frente de la central obrera.
Moyano fue el único orador en un acto realizado en la Plaza de Mayo que estuvo dominado por la presencia de trabajadores camioneros y tuvo una baja adhesión de otros gremios.

Desde el inicio del acto, el líder cegetista reclamó diálogo con el Gobierno y afirmó que «no venimos a competir con nadie», al tiempo que aclaró que «este no es un paro de la CGT, sino de camioneros al que se sumaron otros sectores».
También vaticinó que el 12 de julio próximo «seguiré al frente» de la central obrera tras la realización de las elecciones».
Frente a unos 25.000 manifestantes, una presencia sensiblemente inferior a la que se había anunciado previamente, Moyano agradeció la participación de quienes «han venido a esta marcha de protesta, pero sin duda como todos los actos que realizamos en paz».
Moyano insistió durante su discurso que el reclamo por la suba del mínimo no imponible «es un reclamo legítimo de los trabajadores», al tiempo que negó que «ahora las organizaciones gremiales son destituyentes», agregando además que la situación económica en el país «no es grave».
Aclaró, que «tenemos que ser sinceros; hay una tendencia favorable que nos ha permitido superar las situaciones de 2001», al tiempo que aceptó que «creemos que la incorporación de 2 millones de jubilados al sistema es una medida importante», pero reclamó mayores salarios porque «creemos que hay dinero». En este sentido aseguró: «No tenemos los problemas de 2001 pero se avecinan problemas. Todos estamos dispuestos a colaborar y contribuir, pero lo que molesta y no nos gusta es la forma de imposición que tienen, de hacer todo por imposición y como si fuera una dictadura, sin consultar a nadie».
En otro tramo de su discurso se preguntó : «Por qué no nacionalizan el Banco Hipotecario para que los trabajadores puedan tener créditos para sus viviendas. Evidentemente no está en el esquema de gobierno».
«Preferimos perder con dignidad y no ganar con vergüenza, protestamos cuando no dan soluciones a los problemas legítimos; por eso le pedimos (a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner) desde nuestro humilde puesto de lucha, que no venimos a competir con nadie: si Cristina no se va a ir del Gobierno, y yo voy a renovar el mandato el 12 julio», indicó.
Sin embargo, aclaró que la protesta no fue llevada a cabo «por ambición personal de querer perpetuarme en el cargo, sino porque no podemos aceptar que se apodere de la CGT un grupo de dirigentes que pasarán a ser una especie de ministros para recibir órdenes».
Allí cuestionó de manera directa al dirigente metalúrgico Antonio Caló, asegurando que «la UIA decía que lo prefería a Caló al frente a la CGT; y saben cómo le dicen los trabajadores camioneros a los delegados que los pone el patrón? `Gerengados´, porque son más gerentes que delegados».
Analistas coinciden en asegurar que la demostración de fuerzas que intentó hacer ayer no fue todo lo que esperaba Hugo Moyano. El acto no tuvo demasiado acompañamiento de otros gremios fuertes, además de camioneros. Además dejó en evidencia que, puertas adentro, también aparecen algunas grietas que pueden resultar amenazantes de cara al futuro. Es que las relaciones que Moyano trazó con el kirchnerismo en los últimos 8 años, y la ruptura y confrontación directa lanzada en las últimas semanas, pusieron en aprietos a algunos dirigentes que mantienen fuertes vínculos con el Gobierno y con el sindicalismo cegetista.
Ayer, mientras llegaban las columnas a la Plaza de Mayo, los hijos sindicalistas de Moyano protagonizaron un cruce público, a través de declaraciones por separado que hicieron a los distintos medios que cubrían el acto.
Pablo, el titular de Camioneros, denunció horas antes del discurso que iba a dar su padre que había «grupos de La Cámpora reclutando personas, particularmente en la zona de Quilmes, para llevar gente a provocar incidentes para culpar al compañero (Hugo) Moyano».
Pablo dijo que la información se la habían dado vecinos de la zona y la Policía, y disparó: «La Cámpora no tiene huevos para venir a la Plaza».
Pero al ser consultado sobre estos dichos, Facundo Moyano, diputado nacional y líder del gremio del Peaje, indicó con una sonrisa que no le constaba que eso ocurriera, y aseguró que en La Cámpora tenía «compañeros» con los que los unía muchas cosas, más allá de «diferencias coyunturales», según dijo.
Facundo también contradijo las acusaciones que su padre Hugo hizo contra el ex presidente Néstor Kirchner. “Cuando muchos nos quedamos en el país después del golpe de 1976 hubo dos clases de exilio: los que se exiliaron fuera del país y los que se exiliaron en el sur argentino a lucrar con la 1050 ”, dijo el líder de la CGT.
Su hijo diputado aseguró que defiende el proyecto de la Presidente «en términos generales», y hasta se pudo ver fotos del ex Presidente en la columna de su gremio que participó del acto en Plaza de Mayo, así como un avatar con la foto de Néstor Kirchner en su cuenta de twitter.
«Me siento atrapado entre dos lealtades», había publicado en la red social Facundo Moyano hace algunos días, cuando estalló la confrontación entre su padre y el Gobierno nacional.
Esa posición generó fuertes críticas de su hermano Pablo, más venal y menos político a la hora de declarar. Incluso no son pocos los que le cuestionan que pocas veces se lo ve en la calle, algo que se vio refrendado la semana pasada durante el conflicto con la distribución de combustibles.
El lugar de Facundo Moyano no es cómodo. Hijo de Hugo Moyano, tuvo un lugar privilegiado en los últimos días de vida de Néstor Kirchner, que lo erigió como el representante más genuino de la juventud sindical. Eso le permitió ocupar uno de los pocos lugares importantes en las listas del Frente para la Victoria en las elecciones de octubre, lo que lo llevó a acceder a una banca con tan solo 26 años.
En otro sector mientras Moyano estaba en la plaza, Recalde ocupaba su banca en la Cámara de diputados durante el tratamiento de la ley de fertilidad asistida, y se negaba a bajar al recinto para discutir un proyecto de modificación del impuesto a las Ganancias presentado por la oposición.
Los vínculos de Recalde con el Gobierno son fuertes. Su militancia en el Frente para la Victoria y su buena relación con el matrimonio Kirchner lo convirtieron en uno de los abogados laboralistas más consultados. Incluso su hijo Mariano, integrante de La Cámpora, quedó al frente de Aerolíneas Argentinas, tras su estatización en 2008.
Si bien ha mantenido silencio, las últimas fotos reflejan que Recalde, incómodo con la abierta confrontación entre Moyano y el Gobierno, decidió mantenerse cerca de La Rosada, y, claro, cada vez más lejos de la CGT.