BALCARCE- ¿Será sano para nuestra compañera comer la comida del comedor? A partir de este interrogante alumnos del Trayecto Técnico Profesional de la Escuela de Educación Especial N° 502, de Balcarce, comenzaron a detallar y analizar las características de los alimentos que se ofrecen en el desayuno, en el almuerzo y en la merienda del establecimiento educativo.
Ahora, la vianda es elaborada por los propios estudiantes e incluye una dieta hipocalórica que debía sostener la compañera en su alimentación cotidiana.

La propuesta surgió como una necesidad de acompañar el plan hipocalórico que necesitaba una compañera del grupo que había sido suministrado por su nutricionista. Fue así que, acompañados por la docente de la escuela, Karina Diego, los alumnos comenzaron a trabajar en un proyecto tecnológico empleando técnicas de investigación y, a partir de ello, resolvieron elaborar los alimentos.
“Esta estrategia didáctica buscó, por un lado, vincular la escuela con la vida cotidiana y, por otro, evitar la transmisión de saberes ‘empaquetados’, que los propios alumnos fueran los que construyeran el conocimiento en interacción con el medio”, explica la docente quien agrega que “además se beneficia la capacidad de prever y anticipar relaciones, influencias y situaciones que dinamizan y activan las operaciones del pensamiento puestas en el acto al momento de aprender”.
Para concretar el análisis y resolver el interrogante inicial, los alumnos propusieron hacer cuadros para anotar diariamente las comidas que se consumen en el comedor. Emplearon para ello las netbooks del Programa Conectar Igualdad para construir tablas primero en Word, luego en Excel y finalmente realizaron gráficos.
El análisis de esos datos evidenció que era necesario agregar más alimentos del grupo de las frutas y verduras a las comidas que recibían diariamente. Fue así que surgió la propuesta de armar ellos mismos viandas y colaborar de esta forma con la dieta hipocalórica que debía sostener la compañera en su alimentación cotidiana.
“El logro del mayor grado de autonomía posible en los chicos con discapacidad está íntimamente ligado al desarrollo de habilidades generales para el trabajo y habilidades técnico específicas, vinculadas estrechamente con la formación general, la científico-tecnológica y la ciudadana”, explica Karina Diego. Y puntualiza: “Es importante enfatizar en la autonomía, en la integración, en la igualdad, y en las capacidades de todos los chicos en la escuela especial”.
Verduras, frutas y cereales
Fue así que los alumnos y docentes, con el apoyo de la Asociación Cooperadora, resolvieron elaborar ensaladas de verduras para los almuerzos de los días martes e incorporar ensaladas de frutas y cereales para las meriendas de los miércoles, no sólo para la compañera, sino para todos los alumnos que comen en el comedor.
El trabajo en equipo continuó con la asignación y rotación de roles de los miembros del grupo en la realización de las tareas y en el uso de utensilios y máquinas simples. Asimismo desarrollaron con las “nets” un análisis de precios de las materias primas que utilizarían con la utilización de Excel y la función autosuma a fin de darle a conocer a la Cooperadora los costos que debía afrontar.
La escuela contó con el asesoramiento de una nutricionista para lograr equilibrar la dieta que se ofrece en el menú escolar y de una ingeniera química, con quien aprendieron a manipular alimentos.
Desde la escuela aseguran que el proyecto continuará con el desarrollo de una huerta para producir las verduras con el fin de reducir costos y agregar mayores porciones al menú escolar.
Esta iniciativa, que surgió a raíz de una necesidad puntual, pretende orientar a los alumnos hacia la adopción de hábitos de alimentación saludable y, a su vez, promover las modificaciones pertinentes que se consideren necesarias sobre el medio ambiente, impacto deseado, para que puedan adoptar conductas de salud.