BERAZATEGUI- Verónica Cordary, de 37 años, ya había denunciado a Sergio Maciel, de 40 años, camionero y padre de las cuatro hijas de la víctima, por violencia de género. Trabajaba en la Policía Local de Berazategui y fue asesinada en el barrio CGT de esa localidad. Además de golpes y violencia compartía con el hombre cuatro hijas.
Según fuentes de la investigación, la primera de esas denuncias ante la Policía había sido en marzo, por lesiones. En esa ocasión, Cordary contó que estaban separados de hecho, pero que aún vivían bajo el mismo techo.

La segunda denuncia fue el 7 de octubre: la víctima dijo que Maciel la había amenazado con matarla en caso de verla o enterarse de que tenía una relación con otro hombre. Las fuentes que ahora investigan el asesinato de Cordary sostienen que, tras la última denuncia, se habría librado una orden de restricción, pero que ninguna de las partes llegó a ser notificada.
«Ya lo hice», le habría dicho Maciel por teléfono a un compañero de trabajo tras apuñalar a su ex pareja en el departamento en el que habían convivido y en el que no había ningún testigo: las hijas, de entre 10 y 17 años, estaban en casa de su abuela materna.
Las heridas de arma blanca se concentraron en el abdomen y la espalda, y una de ellas le perforó el corazón y le provocó un «taponamieno cardíaco», según resultados preliminares de la autopsia. Ese compañero de trabajo ya declaró ante la Policía y deberá hacerlo también ante la fiscalía: fue él quien se acercó al departamento en la calle Dardo Rocha, forzó la puerta, llamo al 911 y le pidió a un vecino enfermero que confirmara si la víctima tenía signos vitales.
Mientras tanto, Maciel decidió entregarse y llegó a la comisaría de la localidad de El Pato ensangrentado y con un familiar. En el departamento, los peritos de la Policía Científica secuestraron una cuchilla de cocina, que habría sido el arma elegida por el femicida. La víctima presentaba lesiones compatibles con intentos de defensa en las manos.
La fiscalía estudia la posibilidad de que el homicidio sea doblemente agravado por el vínculo, además de por tratarse de un femicidio. Ambas carátulas implican prisión perpetua para el asesino.