CAPITAL FEDERAL- Elsa Sánchez, quien fue víctima del terrorismo de Estado, falleció ayer a las 20 como consecuencia de una enfermedad degenerativa y será enterrada este lunes, a las 14, en el cementerio de Chacarita.
«Se fue en paz. La encontramos dormida y nos dejó la tranquilidad de que debía irse porque había dado todo lo que tenía. Es la mujer que me crió tras la desaparición de mis padres», señaló en diálogo con Télam Martín Miguel Mortola Oesterheld.

La vida de Estela estuvo atravesada por la tragedia que golpeó a los familiares de las victimas de la dictadura cívico militar que se prolongó en Argentina entre 1976 y 1983.
Tanto su esposo, Héctor, como sus cuatro hijas, Estela, Diana, Marina y Beatriz Oesterheld fueron secuestrados por las fuerzas represivas en función de la militancia que tenían en la organización Monteneros.
El autor de obras como la saga del El Eternauta, Ernie Pike y Mort Cinder, entre otros, fue capturado por efectivos del Ejército en abril de 1977 y luego trasladado a Campo de Mayo.
Sobrevivientes de los centros clandestinos de detención aseguran haberlo visto con vida en el centro clandestino de detención de El Vesubio, y se cree que lo asesinaron en la localidad de Mercedes.
Antes, cayó Beatriz, en San Isidro, pero Elsa, pero en julio de 1976 logró recuperar el cuerpo de la joven y darle una sepultura, mientras el resto de sus familia permanecía en la clandestinidad.
Ese mes, Elsa se enteró por los diarios que Diana murió en Tucumán, en un supuesto enfrentamiento, y cuando estaba embarazada de seis meses.
En diciembre de 1977, murieron Marina y Estela, y con ella fue secuestrado Martín, que luego entregado por los represores a Elsa para que lo criara.
En los últimos años de su vida, Elsa se convirtió en una ferviente militante de la memoria y se vinculó al trabajo de Abuelas de Plaza de Mayo.
«Me dejó la persona que me crió y me acompañó en el camino de reconstruir la memoria de mis padres. Es el primer pariente que puedo enterrar y eso no es poco», puntualizó Martín.
Comunicad de Prensa de las Abuelas de Plaza de Mayo, sus compañeras y amigas
Las Abuelas de Plaza de Mayo manifestamos nuestro más profundo dolor por la muerte de una de nuestras compañeras, Elsa Sánchez de Oesterheld. Una Abuela más que se va sin poder abrazar a sus nietos desaparecidos, robados y apropiados por el terrorismo de Estado.
Elsa fue una mujer marcada por el dolor, pero también por la fortaleza para seguir adelante. El Ejército se llevó a siete miembros de su familia y le robó a dos de sus nietos nacidos en cautiverio. Ella supo transformar todo ese sufrimiento en amor para -junto a sus compañeras- buscar a los nietos apropiados en dictadura. Lamentablemente la crueldad de los represores y cómplices de estos crímenes no le permitieron conocer a los hijos de sus hijas.
Antes de ser Abuela de Plaza de Mayo, Elsa fue madre de cuatro niñas y mujer del escritor Héctor Germán Oesterheld, creador de “El Eternauta”, todos ellos secuestrados y desaparecidos por la última dictadura cívico militar. La primera en desaparecer fue Beatriz con sólo 19 años, en junio de 1976. El 4 de julio de ese mismo año, Elsa se enteró por los diarios que los militares habían matado en Tucumán a otra de sus hijas, Diana, de 23 años, embarazada de seis meses. Su compañero, Raúl Araldi, también fue asesinado en agosto de ese año. Fernando, el hijo de ambos, fue ubicado por sus abuelos paternos. El 27 de abril del año siguiente secuestraron a Héctor en La Plata. La última en desaparecer fue Estela, Elsa se enteró porque le llevaron a Martín, el hijos de tres años, a quien habían secuestrado después de llevarse a sus padres. El día en que Estela fue asesinada, venía de despachar una carta en la que le contaba a Elsa otra tragedia: “Mamita, Marina hace un mes que no está con nosotros”. Marina tenía 18 años y estaba embarazada de 8 meses.
El primer testimonio acerca del horror que había vivido su familia en menos de dos años, lo dio en Bélgica, donde viajó junto a su nieto Martín, de sólo 7 años, invitada por Amnesty International. Cuando regresó al país, las Abuelas se comunicaron con Elsa y a partir de ese momento no estuvo tan sola. Desde entonces, Elsa se incorporó a la institución y a la lucha de Abuelas. Su testimonio siempre fresco y reflexivo supo contribuir a la búsqueda de los nietos y a la construcción del derecho a la Identidad: “Mi lucha de todos estos años es para que mis nietos sepan la verdad. Por eso yo no hablo de restitución, sino de derecho a la identidad”, decía.
En 2011 fue distinguida como Personalidad Destacada de los Derechos Humanos por la Legislatura porteña. Estela de Carlotto remarcó: “Tenemos la unión del dolor transformado en el amor, en una actividad de vida esperanzada. Elsa es parte de ese proyecto, es parte nuestra y ya está en la historia”.
El último año, su delicado estado de salud no le permitía participar de las reuniones de Comisión Directiva a las que solía tener asistencia perfecta para deliberar con sus compañeras sobre las actividades de la institución.
Sirvan estas líneas para transmitir nuestras condolencias y nuestro acompañamiento a todos sus familiares. La recordaremos con alegría por los momentos compartidos. Hoy la despedimos con tristeza porque es una más de nosotras que se va sin recuperar a sus nietos.
Ciudad de Buenos Aires, domingo 21 de junio de 2015