Nicolás Levaggi: Un maestro, creador de escuelas

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Por Rody Rodríguez.

Hay distintas formar de evaluar la trayectoria de un docente. Se puede mencionar por ejemplo la cantidad de escuelas en las que dio clases o la cantidad de alumnos que pasaron por sus aulas, pero en el caso de Nicolás Levaggi se da el extraordinario caso de poder contar la cantidad de escuelas que fundó.

 

«Maestro, calvo, de carácter fuerte, que sumó a su vocación de enseñar, la pasión por crear escuelas durante el siglo pasado». No. No es Sarmiento. Dijimos durante el siglo pasado.

El siglo XX. El maestro del que hablamos es Nicolás Levaggi, que creó casi tantas escuelas como años de servicio tuvo en la docencia.

Fueron 48 establecimientos en todo el país a lo largo de sus 50 años dedicados a promover la educación.

Nicolás Levaggi nació en Villa Crespo, el 17 de junio de 1920, hijo de un genovés, Juan, y de una holandesa, Guillermina Ferwerda. De muy chico se mudó a Villa Devoto. A los 20 años se recibió de maestro nacional normal en la escuela normal de San Martín. Fue maestro de grado durante muchos años. Una vocación muy fuerte en la familia, cinco de sus hermanos también fueron maestros.

En 1943 ingresó como preceptor en el Liceo Militar «General San Martín» y allí trabajó hasta 1947 cuando pasó a desempeñarse como Docente del Servicio Penitenciario Nacional donde ejerció durante 25 años. Durante ese tiempo, su labor se distribuía a la mañana como maestro de 5to grado y a la noche dando clases en la cárcel de Villa Devoto.

LA VOLUNTAD DE CREER PARA CREAR

Pero Levaggi no se conformó con dar clases, ya en Hurlingham -ciudad a la que llega con su esposa Susana Beatriz Crivelli, a mediados de los años 50-, comenzó a observar las carencias educativas en los barrios más marginales. Y fue así que con la colaboración de Jorge Daniel Thevenin (destacado cooperador de escuelas y funcionario en educación) levantó su primera escuela, en la calle Palermo entre Cuzco y Amberes, en Villa Tesei, que llevó el N° 62 (actual N°16) y la bautizaron con el nombre de Almafuerte.

Fue el punto de partida de una tarea incansable. Levaggi sumó a su vocación natural de docente, la pasión por fundar escuelas.

«Como quien aprende un oficio, Levaggi tomó conciencia de su habilidad para hacer surgir, de la nada, escuelas primarias, secundarias, y hasta jardines de infantes» publicó el diario La Nación en setiembre de 1996, cuando ya varias decenas de escuelas habían sido fundadas.

«Fundaba una escuela, y cuando veía que andaba bien, me iba y fundaba otra», dijo Levaggi a ese mismo diario.

EL ECHEVERRÍA

Su fecunda labor tuvo frutos en todo el país. Creo varias escuelas en el conurbano, y también en el interior de la provincia de Buenos Aires, en Córdoba y en Santa Cruz. En Hurlingham fue el que posibilitó la creación de la primera escuela secundaria: la ya histórica Esteban Echeverría. Se puso al frente de la comisión Pro Escuela Secundaria, que comenzó a funcionar en la ex escuela N°10, sobre Sargento Gómez, luego se mudó al chalet de Le Bretón y finalmente en su edificio propio de la Calle Necochea, también gestionado por Levaggi.

El procedimiento era casi siempre el mismo. Cuando él descubría que una zona necesitaba una escuela, buscaba un terreno, si no conseguía un predio fiscal, buscaba un terreno privado, vinculaba al dueño con el gobierno de turno para concretar la compra, luego formaba una comisión de vecinos para que colaboren en la creación del nuevo colegio, después compraba todos los materiales con el producto de donaciones, colectas y rifas, y si con esto no alcanzaba, ponía plata de su bolsillo. En más de una oportunidad hipotecó su casa para acelerar la construcción de una escuela. Además se hacía cargo de todos los trámites necesarios para el normal funcionamiento del establecimiento.

AÑOS DE LUCHA

Siempre recordó su trabajo en el Servicio Penitenciario como esencial en su formación. Allí ejerció la docencia durante 25 años, y fundó la escuela Especial de Adultos, en Devoto y también en el ex Campamento Laboral Agrícola en la Unidad 19 de Ezeiza.

«Fueron años de lucha. La experiencia en el Servicio Penitenciario Nacional me sirvió para valorar al hombre, y es así que trabajé con analfabetos puros en el convencimiento de que la ignorancia los había hecho incursionar en el delito, y especialmente aquellos que lo habían hecho por primera vez» dijo en un reportaje al diario La Capital de Mar del Plata en marzo de 1985.

Detrás de cada escuela creada hay una historia que merece ser contada. Pero Levaggi siempre recordó con especial afecto una que no fue fundada por él pero sí recreada. Es el caso de una escuela en Bajo Caracoles, en la localidad santacruceña de Perito Moreno, que había quedado totalmente destruida por un incendio en 1983. Con insistencia, enorme esfuerzo y en tiempo record, consiguió y llevó a ese pueblo patagónico 8 toneladas de mate-riales y la escuela pudo ser reconstruida. «La soberanía debe ejercerse con hechos, no con palabras» sentenció al recordar esa historia.

La Provincia de Santa Cruz era para Nicolás Levaggi una debilidad. «Es inconcebible y antiargentino que Santa Cruz no llegue a tener más de 100.000 habitantes, mientras La Matanza tiene un millón y medio de almas» dijo en la citada entrevista.

Uno de sus últimas obras fue el Complejo educativo para discapacitados, disminuidos visuales, sordos e hipoacúsicos Marta Ramos Mejía en Haedo.

Se jubiló como docente en 1975, pero estuvo muy lejos de formar parte de la clase pasiva. Maestro fue hasta el día de su muerte, y esa pasión por crear escuelas y colaborar la mantuvo siempre latente. Cuando no existían los comedores escolares, Levaggi hizo un acuerdo con Kasdorf (luego Sancor) para que 30 escuelas de Hurlingham, William C. Morris y Villa Tesei retiraran semanal-mente leche para que consuman sus alumnos.

 

Su labor fue reconocida por medio de innumerables homenajes y distinciones, como los realizados por la Fundación Tapia en 1996, o la Cámara de Diputados de la Nación en 1998 o de la escuela Antonio Devoto donde comenzó su educación.

En 1996, en el Día del Profesor, el 28 de setiembre, la Municipalidad de Hurlingham lo distinguió por su trayectoria docente, en una ceremonia encabezada por la entonces ministra de educación Graciela Giannetasio, por el intendente Juan José Alvarez y por el secretario de educación Mario Oporto.

Nicolás Levaggi falleció en La Plata, el 14 de marzo del 2005 a los 85 años.

Ese mismo año, el Rotary Club de Villa Tesei, les entregó a los hijos de Levaggi, María Susana y Fernando Nicolás un reconocimiento a la trayectoria del maestro.

En el 2007, el Jardín de Infantes ubicado en Minoguye y Granada, en el Barrio El Destino fue bautizado con el nombre de Nicolás Levaggi. En el 2012, el Senado de la Provincia de Buenos Aires lo homenajeó destacando la titánica tarea de haber fundado casi medio centenar de escuelas en todo el ámbito de la República Argentina.

«Me gustaría que me recuerden no solo por la obra que tuve la posibilidad de llevar adelante, sino por la vocación de servicio y el res-peto por la enseñanza que siempre quise imprimirle a todos mis actos» dijo en una de sus últimas entrevistas.

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