La familia del Este. Hoy: Chipa Guasú

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“La primera imagen es el primer plano de mi espalda, entrando por la puerta hecha a mano, a mi izquierda la ansiedad del momento canalizada en hambre, a la derecha flores de maracuyá y orquídeas que reposan en la estructura construida con palos, metal y esfuerzo.
La bienvenida, característica de las buenas almas y de los corazones enriquecidos con bondad y sinceridad, gran humildad…abrazos, sonrisas y calidez en ese mediodía expectante. El terreno embravecido de riquezas llenas de potasio y hierro dejaba crecer bananos por doquier, donde la copa de un árbol antiguo abrazaba celosamente, detrás de la casa móvil, un horno de barro que sonaba al son de los maderos húmedos intentando arder, a su costado las bocas de la cocina a leña con las ollas rompiendo hervor con el manjar de las mascotas en su interior, mientras ellas juegan con los niños y Priscila no quiere bajar de los árboles. En el interior de la casa descansa en sus ambientes enormes el espíritu de unión de una familia que todo lo pueden en comunión, las miradas de ellos tienen luz y son felices porque saben interpretar el regalo de los buenos tiempos y de las costumbres enriquecedoras, ellos entienden y lo hacen saber.
Mientras Andreita no deja de preguntarme si necesito algo con la sonrisa y el corazón gigantes, me dirige. María atenta a todo está, aun sabiendo de que las horas eran injustas por su repentino viaje no impide que siga concentrada en ser una anfitriona sin precedentes, los perfumes explotan llegando a la puerta de la cocina, allí el aroma del Jazmín se hace presente con la mejor interpretación de su cultural sopa con maíz, Mbaʼépa heʼi porãite Jazmin ohechaukáva pe mborayhu ojeiʼỹva? (guaraní), solo ella lo sabe… El hombre de la casa callado y activo no deja de calentar el horno con los leños, persevera con grandeza y conocimiento la temperatura constante de esa belleza de la arquitectura culinaria, Gustavo y su grandeza corazonada del tierno y a punto Japón con su wagyu mantecosa y con la condecoración de la Asunción divina, madre coordinadora sí que la hay y allí está, la señora y la dama decidida a brillar por su familia, ya su Emanuel personal está lejos pero su otro príncipe era padre del corazón y su amor Leguizamón para toda la vida. Sus vidas se ven felices y el sol los alumbra diferente en cada amanecer, en esa “Ciudad al Este y de allí también”, una familia propietaria de la grandeza del Señor y de la nutrición de las hierbas, un equipo de ganadores, unos comensales fabulosos, una familia rica, seres de luz…”.

Mis queridos lectores, la vivencia de la gira cocinando por Misiones y de allí a Paraguay, en esta ocasión determinó en mí una nueva sensación en lo que a unión se refiere, considero y entiendo que en estos tiempos la única forma de obtener la gloria deseada es formando una brigada movilizada por una visión y un concepto claro a compartir, porque de eso se trata, de compartirlo todo, darlo todo.

Hoy nos remontaremos a las costumbres latinas y que mejor que a nuestros hermanos paraguayos y su fantástica interpretación de la real Chipa Guasú a la que le aportaremos energía bien de hogar a esta receta con mucha carga emocional, cultural y significativa para la gastronomía latinoamericana.

Nota: La «chipa guasú» debe su nombre a la conjunción de dos vocablos. El primero, «chipa», que genéricamente designa a un conjunto de tortas de diverso tipo que tienen al maíz como base de preparación y que hacen parte del denominado «Tyra», término guaraní que sirve para designar todo alimento que se consume para acompañar el «mate cocido», la leche o el café, o que simplemente se prepara para fungir de complemento de otros platos. El segundo de los vocablos que intervienen en la formación del nombre, «guasú», significa en guaraní «grande», de lo cual se infiere que la «chipa guasú» es, en alguna medida, la más grande las chipas.

Los invito a que me sigan a la cocina y podamos recrear esta receta tan sencilla pero con mucho significado, a ponernos el delantal, quizás destapar una cerveza helada y a cocinar:

Ingredientes para 8 porciones:

1kl choclo tierno. Debe ser necesariamente choclo desgranado fresco, los choclos enlatados le dan un gusto más dulzón.
3 huevos.
leche 1/2 litro o más dependiendo de la ternura del choclo.
200 gr aceite
1/2 kg queso cremoso o paraguay.
1/2 kg cebolla
a gusto sal

Procedimiento muy sencillo:

En una licuadora ir batiendo el choclo con la leche y el huevo.

Luego cortar en cubitos las cebollas y fritar con el aceite, hasta que estén rehogadas.

Cortar el queso en cubos.

Mezclar todos los ingredientes, si desea que la masa de la chipa guasú sea sólido, debe obtener una masa espesa, pero si desea una masa más suave y esponjosa deberá obtener una masa más liquida, por ello puede utilizar más o menos leche en la preparación.

La masa obtenida colocar en una fuente para hornear, previamente deberá enmantecarla para que no se pegue. Cocinar a fuego alto 45 a 50 minutos aproximadamente.

Un truco para saber si ya está lista es pinchar la masa con un tenedor y si la masa no se queda adherida al tenedor ya está lista.

Espero que disfruten de esta receta más que nutritiva y sabrosa. Cocinen rico, únanse.

“En honor a nuestros hermanos paraguayos que tanto aportaron a la cultura y a una familia que me lo hizo saber”

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