Hijos, ciclo de la vid y vinos

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Hola a todos mis queridos lectores. Hoy se inicia un nuevo ciclo en el que todo se regenera, de ahí que escriba sobre los ciclos de la vid, de cómo funcionan las uvas para llegar a ser ese vino que tenemos siempre en la mesa y darnos ese placer y caricia en el corazón.

La vid es una planta arbórea, trepadora, de crecimiento ilimitado, por lo que hay que controlarla, podarla para darle forma al viñedo y a la vez, favorecer un correcto desarrollo; la primera fase se asemeja a la crianza de los hijos, cuando los bebés nacen y es el reposo vegetativo. La vid está en un aspecto de tronco leñoso y casi seco, con una temperatura del suelo de 10 grados, lo que se considera el despertar a la vida y no hay posibilidad de nutrientes por parte de las raíces.

Luego sigue la brotación, como cuando nuestros hijos comienzan a caminar, a dar sus primeros pasos.

La brotación es un proceso en el cual las primeras hojas y algunos racimillos de bolitas muy pequeñas se desarrollan a la mitad de la primavera. Luego le sigue la floración, donde se dan flores hermafroditas pequeñas, que cuajan en el fruto.

A mediados del verano se da el envero, que si hacemos un paralelismo con nuestros hijos es cuando entran en la etapa de la adolescencia.

En esta etapa del envero, donde ya empiezan las uvas a pasar de un color verde a uno morado comienza el proceso de la maduración y se producen los cambios más importantes de la uva.

Cuando se llega a ese punto en que la uva está lista para ser cosechada, es ahí donde se ve la mano del enólogo y analiza los grados de dulzor de la uva y su estado de crecimiento.

Ahí la uva comienza a perder acidez y aumenta de tamaño. La cantidad de azúcar determinará la cantidad de alcohol que posteriormente tendrá el vino resultante de esas uvas.

Al final de este período se produce la vendimia.

Una vez que la cosecha es levantada por completo, la planta entra en una suerte de menor actividad, debido a los cambios climáticos, las condiciones atmosféricas y se ralentiza la absorción de nutrientes por parte de las raíces. Las hojas dejan de ser de colores intensos y comienza un proceso de decoloración y se tornan de un color rojizo o dorado, completando ese ciclo de la vid esta planta tan noble que hace que todos los años tengamos vino y podamos disfrutar en familia.

Aprovecho para dar una recomendación: un buen salmón a la parrilla en una cama de limones amarillos rociado con hierbas finas y acompañado con un buen vino rosado, que puede ser pinot noir, que tiene una buena ligereza.

Y como todo ciclo que comienza se acaba, los hijos que tenemos se nos van, vuelan hacia otros rumbos, y nosotros estamos felices que puedan hacerlo lejos para completar su propio ciclo de vida. ¡Salud y hasta la próxima!

 

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