El jueves pasado en el marco del ciclo diario que Canosa tiene en LN+, la conductora junto a Di Marco se refirieron a una supuesta «anorexia nerviosa galopante» de la hija de la Vicepresidenta y aludieron también a cuestiones personales de la joven, basándose en imágenes que Florencia Kirchner posteó en su Instagram y tratándola como alguien que padece una enfermedad, para luego especular sobre los motivos de ese supuesto cuadro clínico.

El contenido del programa no tardó en generar una serie de repudios, con un primer comunicado de La Cámpora que responsabilizó a Julio Saguier y exigió que «alguien se haga cargo» por «el discurso de odio» de LN+, al que luego se fueron sumando otras voces como las de la titular de la Cámara de Diputados, Cecilia Moreau; el vicepresidente del Enacom, Gustavo López, y la ministra de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual de la provincia de Buenos Aires, Estela Díaz.
Las declaraciones de Canosa y Di Marco están siendo relevadas desde la Defensoría del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual, el organismo competente para pronunciarse en estos casos ya que vela por los derechos de las audiencias, para lo cual se vale de la normativa vigente en esta materia que a su vez se basa en la Convención Interamericana de Derechos Humanos y en las especificaciones de las Naciones Unidas sobre discurso del odio.
A través de su cuenta de Twitter, la Defensoría adelantó anoche que a solicitud de las audiencias sus equipos técnicos ya estaban trabajando «en reclamos referidos a las afirmaciones emitidas en un medio de comunicación sobre la Vicepresidenta y la salud de su hija», en alusión al programa de Canosa del último jueves, y manifestó que «en breve» se expedirá sobre el tema.
Desde las direcciones de Monitoreo y de Protección de la Defensoría, organismo creado por ley y que tiene al frente a la periodista Miriam Lewin, no descartan que las manifestaciones de la conductora de LN+ y de su invitada hayan incurrido en las prácticas de «discriminación», «violencia política contra la mujer» y «odio».
Además, recordaron que la Convención Interamericana de Derechos Humanos establece para la legislación argentina la obligación -con rango constitucional- de prevenir la discriminación y proteger a quienes sufren actos de ese tipo (artículo 3).
En tanto, desde el ámbito parlamentario, la diputada Cecilia Moreau (FdT) calificó los dichos de Canosa y Di Marco como «un acto de violencia contra mujeres» que a su juicio forma parte de «una embestida de la que son parte medios, sectores políticos y empresarios», y apuntó sobre la «complicidad de los dueños» de ciertas empresas periodísticas en la promoción de «la metodología constante del odio».
«Lo que Juan dice de Pedro, dice más de Juan que de Pedro», puntualizó asimismo la legisladora desde su cuenta de Twitter, y completó: «Que dos mujeres (por Canosa y Di Marco) ataquen la maternidad, la salud y la vida familiar de Cristina y Florencia es una muestra más de la violencia que desde los medios se ejerce contra ellas».
También con el foco puesto en la condición de género, la titular de la cartera de las Mujeres en la Provincia, Estela Díaz, advirtió que «meterse con la hija de la Vicepresidenta y su enfermedad es pasar límites inaceptables» y por otro lado dijo que justificar las declaraciones de Canosa y Di Marco desde las filas de la oposición -como hizo ayer mismo la precandidata presidencial de Juntos por el Cambio Patricia Bullrich- contribuye a seguir «bastardeando a la política».
Otra voz de repudio fue la del diputado Leopoldo Moreau (FdT), quien cuestionó desde sus redes el «discurso del odio» que atribuyó al programa de LN+ y sostuvo que la intención de ese medio al promover ese tipo de mensajes es «practicar el ‘periodismo de guerra’ (en el sentido que le dio a esa frase el fallecido columnista de Clarín Julio Blanck) para desembocar en el linchamiento», una conducta, dijo, «propia de cobardes y violentos».
Por su parte, el vicepresidente del Enacom, Gustavo López, señaló que «a título personal» quería repudiar las «declaraciones estigmatizadoras, falsas y discriminatorias» por las que responsabilizó a Canosa y Di Marco, y luego planteó que «para sancionar a un canal de noticias por violación a la ley existe un procedimiento» consistente en la intervención de «las áreas de fiscalización, evaluación y jurídicos del Enacom» para luego dar vista a la otra parte hasta que, finalmente, «el directorio sanciona».
Por otro lado, especialistas en comunicación analizaron el contenido del programa de Canosa y sus potenciales derivaciones en materia judicial, un aspecto sobre el cual puso el foco el investigador del Conicet Martín Becerra, para quien «el discurso odiante, agraviante y ofensivo» difundido este jueves desde LN+ «presenta todos los elementos como para que sea motivo de una demanda (civil) por el derecho al honor y la privacidad, porque la cuestión de la salud remite a un tema muy sensible como, eventualmente, una enfermedad».
En diálogo con Télam, Becerra consideró que en el hipotético caso de que las dos afectadas (Cristina Kirchner y su hija) decidieran interponer una demanda civil, «muy probablemente haya elementos para que la emisora y también los responsables de la producción de ese programa sean solidarios o partícipes de la responsabilidad, porque hay responsabilidades ulteriores en los agravios, la violación del derecho al honor, la intimidad, el buen nombre, la reputación y la privacidad».
Por otro lado, el docente de la UBA y la Universidad de Quilmes planteó también que en su opinión las palabras vertidas por Canosa y Di Marco no podrían ser definidas como «discurso de odio en términos técnicos», ya que según los parámetros de la ONU y la Convención Interamericana de DDHH ese tipo de mensajes requieren «básicamente de que el discurso incite directamente a la violencia, por lo cual tengo que probar que quien lo pronuncia está llamando a cometer un acto violento contra una persona o grupo de personas».
Desde otra impronta del análisis, el sociólogo especializado en medios Daniel Rosso evaluó que «Canosa y Di Marco atravesaron un límite» para la práctica periodística que, a su juicio, consiste en «atribuir cuadros clínicos utilizando categorías psicológicas sin el mínimo rigor», «sin citar una sola fuente» y «usurpando saberes», en lo que configura un caso extremo «de ignorancia profunda y manipulación», describió.
Para Rosso, el objetivo de este tipo de posicionamiento editorial -que se basa en la circulación de discursos «sumamente precarios, sin rigor y sin verdad»- es «movilizar sentimientos de odio e irritación» contra la dirigencia que busca «construir la representación de los sectores populares», para lo cual pretenden «aislarlos del resto de la sociedad» a través de «un odio creciente que, por su acumulación, puede producir agresiones, lesiones o hasta muertes».
También el propio presidente Alberto Fernández salió en defensa de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner y su hija Florencia ante los «discursos llenos de odio y las palabras que maltratan» y «lastiman» a ambas y pidió que «no se abran las puertas a quienes propagan odio predicando infamias para desalentar y dañar los espíritus».
El Presidente se refirió así, en un mensaje de Pascuas en Twitter, a las expresiones de las periodistas Viviana Canosa y Laura Di Marco, en el canal LN+, quienes hablaron de una supuesta enfermedad de Florencia Kirchner y una presunta responsabilidad al respecto de su madre.
«Hoy es un día de reflexión para la humanidad. La Pascua es oportuna para repensar lo vivido y animarnos a construir un futuro distinto. Unidos en el amor por el prójimo y respetándonos en la diversidad», sostuvo Fernández.
Advirtió el mandatario que «digo esto cuando se oyen discursos llenos de odio que descalifican a una mujer en su condición de madre solo por diferencias políticas», aludiendo a la vicepresidenta.
«Palabras que maltratan a una joven a la que una y otra vez suben al escenario público solo para estigmatizarla y lastimar así a su madre», añadió, refiriéndose a Florencia Kirchner.
Y aseveró que «estoy definitivamente al lado de quienes padecen semejante maltrato. Es injusto. Es malicioso. Es dañino. Es inadmisible. Es un discurso que busca lastimar no solo a una persona pública si no a todos los que son parte de su vida familiar».
«Es domingo de Pascua. Reencontrémonos con lo mejor de nosotros y no abramos las puertas a quienes propagan odio predicando infamias para desalentarnos y dañar nuestro espíritu. En estas Pascuas, construyamos un tiempo de respeto y armonía», enfatizó Fernández.
Por su parte la portavoz presidencial, Gabriela Cerruti, repudió el hecho de que «vomiten cruelmente sobre el cuerpo de una mujer, sobre la condición materna, sobre lazos filiales, sobre la personalidad de otras; se meten categóricamente con temas delicados de salud mental, responsabilizan a todas las madres sobre todo lo que suceda a sus hijas».
«Todo el horror junto», dijo la funcionaria y prosiguió: «Es contra Cristina pero es contra todas. Ni periodismo ni política. El patriarcado y la derecha van de la mano cuando se trata de destruir a una mujer. Un buen ejemplo, además, para quienes creen que las feministas son mujeres y las machistas varones».
Por su parte, el diputado Leandro Santoro señaló que «en política se discuten ideas y conductas» y consideró que «quienes se meten con la familia y los afectos de los dirigentes no están haciendo periodismo» sino «daño».
«El debate público debe ser humano y racional. A la violencia de cualquier tipo le volvemos a decir ‘Nunca más'», afirmó el dirigente.
Cerruti atribuyó ese comportamiento a un «sistema de poder» y un «orden impuesto en el mundo» y consideró que tanto Canosa como Di Marco son «dos de sus mejores representantes!.
La senadora Juliana Di Tullio sostuvo desde sus redes: «Mirá cómo será de brutal el ataque a Cristina a través de su hija, perpetrado por dos mujeres ‘periodistas’, que ni FOPEA o ADEP respaldaron, ante la reacción general, semejante accionar en nombre de la ‘libertad de expresión'».
Para la legisladora, se trata de «violencia política».
Por su parte, el diputado Eduardo Valdés también apeló a sus redes sociales para expresar que «la palabra Pascua (pascae en latín, pésaj en hebreo) significa ‘paso’. Para los católicos se conmemora la Resurrección de Cristo, es decir, el paso de la muerte hacia la vida», consignó.
Así, manifestó sus deseos de que estas Pascuas «sean el triunfo de la vida sobre la muerte» y «del amor sobre el odio», y adjuntó en su publicación una foto de la vicepresidenta junto a su hija, a quienes les deseó «felices vidas».
(Fuente Télam)