BUENOS AIRES- La periodista y activista social Yanina Kinigsberg -coautora de dos libros junto al referente de Red Solidaria, Juan Carr- falleció, a los 44 años, tras enfrentar un cáncer durante más de diez años, en los que apostó a la vida, la alegría, al compromiso social, y al contagio de la energía solidaria.
“Todos y cada uno de nosotros, con pequeños gestos y grandes intenciones, podemos cambiar el mundo, nuestro mundo”, afirmaba al presentar el año pasado el libro “#Hoy me comprometo. 100 acciones solidarias” junto a Juan Carr.

Ya antes, en 2008, basada en conversaciones con el impulsor de la Red Solidaria, Kinigsberg había publicado “Perdonen mi optimismo”, donde, con el afán de contagiar, supo plasmar en un bello y sencillo texto las ideas de quien pregona la micro-solidaridad como una potente herramienta transformadora.
“Estamos ante una mujer con mayúscula, una persona super excepcional, que en los últimos veinte años le dio visibilidad a los más postergados, a los abandonados, a los que esperan un trasplante, a los están solos, a los que tienen una enfermedad”, definió hoy Carr.
En este sentido, en diálogo con Télam, destacó que, en el caso de Yanina Kinigsberg, su vocación solidaria “no se trataba de una cosa emocional y pasajera” sino de “una decisión de vida, marcada por la vocación de darle imagen, voz, micrófono y cámara a los que normalmente no la tienen”.
Carr recordó que, tras su primer diagnóstico de cáncer, lejos de amilanarse, Kinigsberg “escribió con su vida un himno a la alegría” y, ante la propia dificultad, se convirtió “en un manual de cómo, con la decisión de vivir con alegría cada segundo, puede enfrentarse una situación tan compleja”.
Algunas de esas sensaciones, y del espíritu y la fortaleza con la que atravesó la enfermedad, quedarán vigentes en un blog titulado “Cáncer para todos”.
Allí, hablaba -habla, porque de muchos modos lo seguirá siendo- del mundo que descubrió a partir del cáncer y aseguraba que, de a poco, había ido transformando sus días en “mejores días”.
“Las cosas se me acomodaron adentro de un modo más feliz y pacífico, las cosas que me resultan importantes suelen estar más claras, los valores se iluminan. Esto es lo que le agradezco al cáncer”, afirmaba.
Para ella, todo había comenzado con sus primeros pasos en el periodismo, cuando, allá por 1992, mientras estudiaba en la escuela de Periodismo TEA y cursaba la Carrera de Ciencias de la Comunicación en la UBA, ingresó a la redacción del diario Clarín.
Tras su paso por la sección Espectáculos, Yanina fue construyendo su rumbo en la sección Información General donde participó de la creación de la sección “Gente solidaria”.
Fue el primer paso que la llevaría a comprometerse activamente con la Red Solidaria, con otras muchas ONG, o simplemente con grupos de jóvenes y chicos inquietos, comprometidos y movilizados, a quienes escuchó, aconsejó, inundó de propuestas e ideas, y movilizó a poner en marcha iniciativas solidarias.
«Ellos son los que nos dan la mayor esperanza por ser la generación que tiene la energía, el empuje y las herramientas para mejorar nuestro futuro», remarcaba el año pasado Kinigsberg en una entrevista con Télam, en el marco de la presentación del último libro, “#Hoy me comprometo”.